Juventud y poesía que florece entre el sonido y el silencio.
A veces con lo que uno se enfrenta al reseñar música nueva mexicana es con la (aparente) total inexistencia de información de lo que se desea reseñar. En ocasiones pasadas he contactado a artistas para que me brinden un poco más de información y así completar los textos que acá les comparto. Y digo completar porque evidentemente la música habla por sí misma y, aunque siempre es valioso brindar algo de contexto para dar a lo que escuchamos su debido escenario en el continuo espacio-tiempo, lo cierto es que lo sonoro ya debería de transmitirnos suficiente para llenar varias páginas si realmente nos adentramos.
Esto viene a colación porque también intenté obtener un poco más de información a través de la creadora de este álbum; pero por una u otra razón eso no logró concretarse. Estamos ante un disco del cual ninguna canción alcanza las mil reproducciones en plataformas, y del cuál me costó un buen rato de investigación dar con una cuenta de IG que pudiera estar detrás de su creación. Al final sí resultó serlo, pero creo que nunca fue su intención promocionar este disco en forma alguna, a pesar de que este fue lanzado a través de una disquera que yo desconocía llamada voces.mundiales.
Como individuo que igual está en el proceso de crear música propia, empatizo completamente con ese sentimiento de soltar el producto de la propia creatividad a la bastedad del mundo, deshagorase artísticamente y despreocuparse totalmente de quién lo escucha o quién no. En ese sentido, me disculpo si esta reseña es una intrusión a algún plan para dejar este disco en el olvido de las inmensas arcas de la web. Pero es que estoy seguro que debe entrar en nuestra lista de lo mejor de la música mexicana del año, y no quiero dejar de ahondar un poco en él antes de que eso suceda.
Se trata de 14 temas más bien cortos que en total rondan los 40 minutos de duración. El disco nos recibe y nos despide con dos poemas que nos muestran el por qué de su título. En el inter, vamos atravesando por una serie de canciones íntimas que caben bien dentro de una estética indie que colinda con el bedroom, el twee y el dream pop, shoegaze, y demás terrenos por excelencia para las almas inocentes y solitarias.
La información que sí nos brinda el lanzamiento de Bandcamp, es que se trata de un álbum conceptual que se aborda desde la figura de una mujer llamada Karla, que aparentemente es una especie de simulación, y que relata sus experiencias en el planeta tierra. Dichas experiencias tienen un tono marcadamente adolescente o de temprana adultez: romances, autoexploración, cigarros, primeros besos, escapadas, y poemas.
El proyecto comenzó a cocinarse en febrero de 2022 y tardó más de tres años para ser presentado al mundo en plataformas.
La producción y el sonido es bastante encantador y propositivo, a pesar de su aparente humildad y simplicidad. El producto final prueba que la excelencia y la creatividad no están esperando los grandes recursos y mucho menos de una gran publicidad para hacerse presentes nuestro mundo. Pues con este disco karlafigura (o quién sea que esté detrás de dicho mote) venció con las manos en la cintura o decenas de presupuestos millonarios dentro de la música mexicana ¿Cuántas gemas ocultas habrá enterradas?